jueves, 10 de noviembre de 2011

QUIERO SER TU PRISIONERA



Todos los mortales sueñan,
aunque no puedan dormir
siempre que en algo se empeñan,
difícil de conseguir.

Así, hay quien asegura,
y la razón le sustenta
que la vida representa,
una soñada aventura.

Creó, los ensueños bellos,
y deleitoso soñar
y hasta suelo de encontrar,
cosas reales en ellos.

Tengo un librito pequeño,
escrito con tinta roja
que describe eh cada hoja,
peripecias de un ensueño.

Aunque lo creas sandeces,
él te puede persuadir
que soñar es ciertas veces,
el consuelo de vivir.

Permítame que te cuente,
el sueño que anoche tuve
aunque pase por tu mente,
cual la sombra de una nube.

Soñé, que navegaba,
a Venecia, prisionera
La Mar estaba serena,
la noche tibia y callada
y sobre el agua rizada
brillaba la luna llena.

Pero veía en progreso,
tu ruborizarte pena
y quise posar un beso,
sobre tu frente morena.

Un indescriptible agravio,
mi tentación te causó
y el beso se me quedó,
congelado entre los labios.

Invadió la barca lora,
un silencio sepulcral
y tu rostro, la aureola,
que una aurora boreal.

Ancló mi barca pirata,
en la ciudad de los lagos
tu rostro sus visos vagos,
tornó en color de escarlata.

Ni a mirarte me atrevía,
temeroso a tus enojos
pero algo comprendía,
que me decían tus ojos.

Me pedían en si idioma,
aquel beso despreciado
“de amor palpitante axioma,
y que quedó congelado”.

Te miré con el temor,
de endurecerte otra vez
y me eclipsó tu candor,
y virginal timidez.

Entonces tú me miraste
y sin el menor exceso
con el calor de otro beso,
el mío, des congélate.

Y halagüeña y sonrientes,
me digites placentera
¡bésame que eternamente,
quiero ser tu compañera.

Las poesías de amor siempre van repletas
de palabras bonitas hacia las mujeres.
José Sancho Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario