sábado, 24 de marzo de 2012

EL LABRIEGO



Que bien pintan los pintores,
la cabaña de un labriego
pero de su interior luego,
no pintan los sinsabores.

Pueblan sus alrededores,
de flores y de animales
y entre auroras boreales,
los grandes genios desgranan
paisajes donde dimanan
mil encantos terrenales.

Pero de puertas a dentro,
nadie copia la tragedia
que el clan de continuo asedia,
y que allí tiene su epicentro.

Cuando en la cabaña entro,
de algún labriego alcanzado
siempre me apena su estado,
y aún encuentro denigrante
de que un ser tan importante,
se tenga tan olvidado.

Y en invierno y en verano,
madrugar y trasnochar
y con paciencia esperar
hasta que limpia su grano.

Luego dice don fulano,
que no puede pagar más
y presionado por las
deudas que tiene a su cargo,
sigue su camino amargo
sin poder volverse atrás.

Un poco se desenreda,
para otro ciclo empezar
ni termina de pagar
ni una peseta le queda
y aunque esto le suceda
el labriego no se arredra
y trepa como la hiedra.

Uno y otro impedimento,
contribuyendo al contento
de quien a su costa medra.

El modesto productor,
contadas veces acierta
su vida es la lucha abierta
contra una fuerza mayor
contra el tiempo tan traidor
que en una u otra estación
ha de dejarse un jirón
por lo que siempre precaria
será su solución.

José Sancho Rodríguez.

viernes, 23 de marzo de 2012

GUERRA DE MARRUECOS

Otra letrillas de aquella época.

Para una madre es el caso,
que más sentimiento encierra
el darle el último abrazo,
a un hijo que va a la guerra.

Por el dolor abatida,
dice sin poderle hablar
a dios hijo de mi vida,
que ya no te vuelvo a ver más,

Cuantas madres españolas,
A sus hijos abrasaron
que dando tristes y solas,
a Marruecos los mandaron.

De ellos solo supieron,
que a raíz de la hecatombe
allí desaparecieron,
sin saber como ni donde.

Ahora sin consuelo lloran,
por los seres que han perdido
que en aquellas tierras ignoran,
de lo que de ellos ha sido.

Ellos mueren en la guerra,
otro se gana el honor
y esas madres a la tierra,
se van con ese dolor.
siempre su recuerdo es fijo
en aquel hijo, que ella abrazó.

Estas letrillas las hizo el Poeta Sancho para las madres que perdieron en la guerra de Marrueco. a sus hijos.

José Sancho Rodríguez

HISTORIA DE CASAS VIEJAS

Historia de Casas Viejas, Cádiz.

Durante el mandato de Hazaña, un grupo de obreros del pueblo de Casas Viejas, capitaneados por un tal llamado el seis (dedos), suplicaron al Gobierno que todo el dinero que invertían en pagas indebidas deberían de damnificarlo en socorrer a miles de padres de familia campesinas que se morían de hambre. Contestación que tuvieron un escuadrón de guardias de asalto del Capitán Bojas, y al grito de tiros a la barriga.
No quiero ni presos ni heridos, por lo que se entabló un nutrido tiroteo entre los manifestantes y la fuerzas armadas.
Pero los manifestantes menos disciplinados y con menos medios de resistencia se guarecieron en una choza, la que pronto fue rodeada por los de asalto y como estos veían que los sitiados no se rendían le prendieron fuego y allí sucumbieron bajo el terror de las llamas.
Por esto José Sancho Rodríguez escribió lo que sigue.

Si Cristo resucitara,
dice nuestro director
el corazón le arrancara,
el sentimiento y el dolor.

Antes la tumba horrorosa,
de los honrados cristianos
que fueron en una choza,
quemados por sus hermanos.

Los quemaron vivos,
como en el infierno
siendo los motivos,
pedirle al Gobierno.

Al que no trabaja,
no se le debe de hacer
ninguna ventaja,
ni debe comer.

Hay tanto vago en la nación,
que él, eliminarlos quiere
por ellos mueren,
sin caridad ni perdón.

Estas leyendas son copiadas de unos cuadernos
que tenía un amigo de Sancho de los años cuando
en España era Republicana de cuyo cuaderno
amarillento del tiempo recopilo todos estos relato
tan impresionantes.

José Sancho Rodríguez.