viernes, 17 de febrero de 2012

CAMINO DE MI CABAÑA


Camino de mi cabaña,
un día tras otro día
voy viviendo la agonía,
del campo de nuestra España.

Una sensación extraña,
del alma se me apodera
ser del campo no quisiera,
para no verlo morir
puse siempre da que sufrir
la muerte que no se espera.

Pena me da del paisaje,
que en nuestros campos existe
tan melancólicos y triste,
como la jungla salvaje.

Ha terminado el rodaje,
del mundo documental
que desde fecha ancestral
cultivando el propio suelo
cuidaba con sacro anhelo
el consorcio laboral.

Las viviendas en ruinas,
los huertos crían zarzales
todo causa las señales
de un pasado que declina.

Esta tierra la gran mina,
de donde todo previene
tan olvidada se tiene,
que horroriza de pensar
si se volverá a ordenar
después de que se desordene.

Estos caminos que humanas,
huellas, hoy no dejan de ver
las rutas fueron ayer
de nutridas caravanas.

De yuntas que a las besanas,
sendos mozos conducían
que cantaban y reían
trabajando con tensón,
en la honrosa profesión
a que unidos se sentían.

Esos mozos que la aurora,
fue en su jornada el reloj
sueltan la yunta y la hoz,
y emigran del campo ahora.

Tras un futuro que ignora,
la esperanza reconcentra
y en las ciudades se adentran,
como nave a la deriva
y una retributiva
compensación nunca encuentra.

No son muy alentadores,
los vaticinios agrarios
ante estos solitarios,
campos sin agricultores.

¿Ya vendrán tiempos mejores?
el “Zurzan Corda” lo haga
pero tanto se propagó
que ya la opinión no oculta,
que el silogismo resulta
una teoría vaga.

Falla la Filosofía,
y el técnico el examen
el campo gira dictamen,
de la meteorología.

Exige, ruda porfía,
y constante sacrificio
estar siempre a su servicio,
sin cronómetro en la mano
y el tiempo siempre tirano
es quien marca el beneficio,

Por lo tanto el campesino,
por bien que administre y obre
será el hermano pobre,
porque lo manda el destino.

Propietario o inquilino,
sufren los mismos pesares
y quieren que sus hogares
los descensos al frenen,
con letras vencidas tiene
que hacer juegos arrabales.

Esta es la radiografía,
que de los campos de España
camino de mi cabaña,
obtengo día tras día.

Onírica obsesión mía,
sea esta vulgar leyenda
pasen, yuntas por la senda
vuelva al campo aquel concierto,
labrase de nuevo el huerto
y blanquee la vivienda.

Y esta tierra que padece,
de sus hijos el desdén
reciba de nuevo el bien,
que como madre merece.

Y quien el sudor le ofrece,
y en ella encuentra alegría
tenga alguna más valía
y no este considerado
como el último soldado
que forma la compañía.

Advierte un viejo refrán,
que casi no admite error
que si un buen labrador,
no existe un buen capitán.

Si los primeros se van,
y los segundos se quedan
cuando a organizar procedan
lamentarán sus errores
por que hacer agricultores
por serie quizá no puedan.

No me extraña que al paso que vamos pueda
ocurrir en España lo que nos narra el Poeta Sancho, en
estos maravilloso verso.