sábado, 13 de febrero de 2016


SCUCHANDO TU MEMORIA

 

  Este hogar que años tras años,
nos brindó dicha infinita
hoy es para ti una ermita,
y yo tu triste ermitaño.

  Cuando me hizo más daño,
el impecable destino
del modo más repentino,
me quitó tu compañía,
cuando más falta me hacías
al final de este camino.

  Pero aquí sigues presente,
y en este humilde sagrario
cual un penitenciario,
te venero reverente.
 
Soy un fiel penitente,
que se nutre de su pena
fuiste para mi tan buena,
que vivir por ti sufriendo,
parece que me esta haciendo
la existencia más amena.

  Eras refugio preclaro,
que confortarme el alma
siempre que rota tu calma,
busco en tu regazo amparo.
 
 Eras de mi ruta el faro,
que confortarme el alma
siempre que rota tu calma,
busco en tu regazo amparo.

  Eras de mi ruta el faro,
de mis tinieblas la luz
sosiego de mi inquietud,
y en todo momento y hora,
la ilusión generadora
del alivio de mi cruz.

  Inmerso vivo en tu sombra,
que toda esta mansión baña
y hasta oigo que me hablas
y percibo tu compaña.
 
 Sé, que la obsesión me engaña,
y que la razón destruyo
pero sabiendo concluyo,
qué si soñar no supiera,
supervivir no pudiera,
con tanto recuerdo tuyo.

  Y desde la noche aquella,
Interminable y sombría
cuando se apagó tu estrella,
quedó eclipsada la mía.
 
 Y en onírica porfía,
la realidad desdeño
con el imposible empeño,
de que el drama que me asedia
pase como la tragedia
del más vaporoso ensueño.

  Y con soñada esperanza,
humilde te reverencio
contemplando tu semblanza
y escuchando tu silencio.
 

  Bonitos versos a su esposa cuando lo dejó en la soledad.

 

            José Sancho Rodríguez.

sábado, 30 de enero de 2016

PAJAROS DE MAL AGUERO.

  Poeta soy por apodo,
y aunque en el arte algo apunto
yo quisiera de otro modo,
poder tratar del asunto
como un poeta del todo.

  Mas no se de ortográfica,
ni prosodia ni sintaxis 
ni tengo mundología
por lo tanto no sé casi
cultivar la poesía.

  Hoy me lamento quejoso,
porque nunca fui holgazán
ni cazador silencioso,
y siempre he comido el pan
fruto del trabajo honroso.

  En muy rara ocasiones,
y por muy raras razones
hago de fuerza derroche
por esos campos de noche,
detrás de los perdigones.

  Y en las veces que he andado,
con datos lo justifico
que a nadie he molestado
ni nunca he tropezado,
con pájaros que abra el pico.

  Siempre hui de los terrones,
que son de esos reyezuelos
donde hay pájaros buenos,
siempre de soberbia llenos
presto a extender el vuelo.

  ¿Cómo iba yo a ir,
a la Huerta de la Breña
oyendo siempre decir,
el funesto santo y seña
que allí suele de pedir.?

  ¿Iba ya ir a la Huerta,
con las veces que aquí escucho
que los pájaros de Huerta
son buenos y cantan mucho
y su cantada es muy cierta.?

  No se precisa consejo,
y esa aves no difamo
ni de su cante me quejo,
pues mire usted si estoy lejos
y aquí llega mi reclamo.

  Pues que se vallan callando,
que yo cuando esté pagando
en la calle de la Sevilla
lo voy a hacer cantando
esta postrera quintilla.

 Cosidos en el puchero,
Juan Copua se los traga
el poeta da el dinero,
que siempre dirá que paga
pájaros de mal agüero.

  Estos versos los hizo el Poeta Sancho a un señorito
de los años 65 que lo llevaban en un sillón para cazar
el reclamo de la perdiz..