domingo, 22 de febrero de 2015

LA MODERNA MAGDALENA

  Cierto es que te conocí,
Magdalena cuando niña
y por toda la campiña,
busqué flores para ti.
  Y entre tanto frenesí,
,  seguías tan serena
y ni alegría ni pena,
sentiste nunca por mí.
  Negarlo sería necio,
que te quise con delirio
y que me hirió el martirio,
de tu secreto desprecio.
  Pero mi corazón recio,
pudo romper su condena
a la luz de San Lucrecio,
huyó, muy en hora buena.
  !Como supiste jugar,
con mi corazón de niño!
!y cuanto por tu cariño,
me hiciste esperar!.
  Cuanto me hiciste rondar,
tu calle, cual alma en pena
mientras con otro a bailar,
te ibas a la verbena.
  Hoy vienes arrepentida,
implorándome perdón
mira que distinta son,
las facetas de la vida.
  Ya, se ha sanado la herida,
y se ha extinguido el encono
y aunque algo dolorida,
tengo el alma, te perdono.
  No llegaste a presentir,
que jugar con dos barajas
te podrá producir,
más pérdidas que ventajas.
  Yo deploro tu sentir,
pero es cosa que me arredra
si para volverme a herir,
tropiezo en la misma piedra.
  El calor puedo ofrecerte,
de la amistad mas sincera
y mi felicidad fuera,
siempre feliz, poder verte.
  ¿Pero volver a quererte?,
el pensarlo me enajena
antes prefiero la muerte,
que otra herida Magdalena.
  El pueblo oigo que canta,
más pecó la Magdalena
y luego la hicieron santa,
cuando vieron que era buena.
  Pero no eres Magdalena,
tú esa que el pueblo canta
porque aunque te finjas buena,
nadie te creerá santa.

   Bonitos versos de amor para los enamorados.

              José Sancho Rodríguez.

 


viernes, 20 de febrero de 2015

PASION DE POETA.

  La sombra sobre el valle se extendía,
las aves ya volaban al otero
brillaba en el oriente ya un lucero,
y tu rostro de sangre se cubría.
  Eras como una estatua fría,
un símbolo fiel de la propia Ero
algo que definir no puedo y quiero,
encanar en mi humilde poesía.
  Al ver que te cubría transparente,
el velo de la virgen inocente
quise hacer un alarde de respeto.
  Y aunque tanto quisiera haberte hecho,
me di por complacido y satisfecho
con hacer tan solo este soneto.

      José sancho Rodríguez.

martes, 17 de febrero de 2015

LOS DOCE PARES DE FRANCIA.

  Tomo la pluma al momento,
para escribirte esta carta
pues para un amigo atento,
nunca la atención me falta.
  Quieres que algo te cuente,
de esta, nuestra patria chica
mentirte fuera imprudente,
y la verdad, mortifica.
  Pero en fin haré un extracto,
de nuestro presente estado
si no es de todo exacto,
es bastante aproximado.
  Empiezo mi confidencia,
y hasta el último reglón
quiero que brille la ausencia,
de toda mala intención.
  Tú sabes, que aquí el progreso,
viene muy a paso lento
y estamos debido a eso,
en continuo movimiento.
  Ya nuestra social mejora,
no son ensueños falaces
ya se trabaja a la "hora"
y con arreglo a las bases.
  Ya no actúa en la escalera,
el nocturno pretendiente
ya ama de otra manera,
y en trapecio diferente.
  Van juntitos por la calle,
que abecés, resulta estrecha
si se observa algún detalle,
nunca es a cosa hecha.
  Tras la puerta, !que civismo!,
están como confesando
a exacción que un nuevo ritmo,
se le sorprenda ensayando.
  Nosotros vamos al bar,
aunque la noche sea corta
la gastamos en hablar,
de lo que menos importa.
  Leer, no leemos mucho,
ni en tele, sabemos tanto
a los más listos les escucho,
que ya conocen al Santo.
 En el centro del poblado,
todavía se autoriza
poner el supermercado,
de mariscas y hortalizas.
  Cuando un acto se origina,
porque algo se inaugura
hay un olor que trasmina,
a pescados y verduras.
  Dase otro insólito caso,
en esta querida villa
que sigue abriéndose paso,
de la forma más sencilla.
  Una docena de hombres,
honorables y modestos
invadieron con sus nombres,
lo más elevados puestos.
  Dicen y será verdad,
que en premio de su sacrificio
ejercen la Autoridad,
con carácter vitalicio.
  Cuando tocan elecciones,
no hay, desorden ni alarma
intercambian los sillones,
y continua la calma.
  Como adiestrados están,
sin fantasía ni arreglo
Presto se levanta Juan,
para que se siente Pedro.
  En el centro de la oficina,
prosigue, Sansón Carrasco
que el contenido se empina,
y a los demás, les da asco.
  Capitanea el Equipo,
otro gentil caballero
un perfecto prototipo,
del socialista Cordero.
  De todos por obra y arte,
la Administración es buena
gracias a Dios se reparte,
la Justicia a espuerta llena.
  Mientras tanto el vecindario,
con resignación cristiana
sigue el mismo itinerario,
unos hoy, y otros mañana.
  El consuelo que tenemos,
y no te parezca broma
es que pronto nos veremos,
todos en Santa Coloma.
  Y no es exagerar,
ni excesiva redundancia
aquí se van a quedar,
"los doce pares de Francia".

          José Sancho Rodríguez



sábado, 14 de febrero de 2015

LA ARREPENTIDA.

  Cierto es que te pretendí,
Magdalena cuando niña
y que en toda la campiña,
busqué flores para ti.
    Y tú, de mi frenesí,
te reías tan serena
Magdalena.
  Negarlo, sería necio,
que te quise con delirio
y que mi amor, el martirio
hirió de tanto desprecio.
    Pero siendo firme y recio,
pude romper su cadena
Magdalena.
  !Como supiste jugar,
con mi corazón de niño!
!cuanto tiempo mi cariño,
me hiciste de esperar!.
   Mientras con otro a bailar,
te ibas a la verbena
Magdalena.
  Hoy dices que arrepentida,
lloras tu desilusión
así, Magdalena son
los contrastes de la vida.
   Yo, a curar mi triste herida,
me fui, muy enhorabuena,
Magdalena.
  No llegaste a presentir,
que jugar con dos barajas
más pérdidas que ventajas,
te podía producir.
   Yo deploro tu sentir,
y en verdad que me da pena
Magdalena.
  Y el calor puedo ofrecerte,
de la amistad más sincera
y mi felicidad fuera,
siempre feliz, poder verte.
    ¿Pero volver a quererte?
el pensarlo me enajena
Magdalena.
  Si flores te fui a coger,
por el campo y no me pesa
me pasaría de ser,
"plato de segunda mesa.

     Bonita poesía para el día de los enamorados  14--2--15.

                  José Sancho Rodríguez.

miércoles, 4 de febrero de 2015

A SU ESPOSA UANDO TENIA 15 AÑOS.

  En toda la serranía,
desde Ronda a Cetení
otra chiquilla no había,
que se pareciera a ti.
  Era cual la clavellina,
que entre los trigales crece
que casi el sol no la ilumina,
ni casi el viento la mece.
  Una niña morenita,
con dos luceros por ojos
y unas facciones descritas,
en mi diario de antojos.
  Ni te sabrá la hermosura,
ni te faltaba belleza
ni la candidez tan pura,
que  da el amor cuando empieza.
  Eras feliz, con la palma,
de la Virgen inocente
sin una sombra en el alma,
ni una mancha en la frente.
  Yo soñando en ser poeta,
era un vagabundo errante
como la espuma flotante,
y dócil cual la veleta.
  Montado en ágil caballo,
fantasmal de mi quimera
pensando que el mundo era,
un vergel en pleno mayo.
  En alas de la ilusión
y bajo un sol sin ocaso
viajando al Helicón,
al Olimpo y al Parnaso.
  Tras la Deidades ilusas,
que por Júpiter creadas
son las diosas de las musas,
en mis delirios soñadas.
  Y cual cosa que depara,
el gran Dios que yo bendigo
una tarde cara a cara,
al azar me di contigo.
  Y me dije: !Santo Dios!,
si esta es la escultura
porque deambulo en pos,
en mi onírica locura.
  Hecho un mal de confusiones,
quédeme yo niña en verte
y alegando prestaciones,
de un gran cariño ofrecerte.
  Y el nómada sin segundo,
y veleidoso que fui
ya solo veía el mundo,
que giraba en torno a ti.
  Quise amarte a largo plazo,
y evadirme de la urgencia
pero el reto del flechazo,
pudo mas que la prudencia.
  Cuando por primera vez,
te dije que te quería
cayó sobre tu niñez,
una gota de agua fría.
  Cuando algún tiempo pasó,
volví a decirte te quiero
y entonces se te escapó,
un suspiro mensajero.
  Y en aquel suspiro mudo,
pude querer descubrir
que descubrirse no pudo,
por no saber que decir.
  Era un querer tan pequeño,
que apenas sabía hablar
de él, me hiciste dueño,
y lo tuve que enseñar.
  Dile desde aquel instante,
rienda suelta al pensamiento
y en los versos de mi cante,
sólo vibraba tu acento.
  Versos te puse en las esquinas,
en las hojas del Nepal
en el tronco de la encina,
y en el del chopo real.
  Versos te puse en la duna,
diamantes de amor fundido
que el resplandor de la luna,
te recitaba al oído.
  Una inexplicable llama,
fundó nuestros corazones
y nuestro amoroso drama,
desbordó las previsiones.
  Sin ritos ni sacristías,
ni trabas de vicaría
selló nuestra unión cristiana
el alba de la mañana,
de nuestro mas feliz día.
  Ni mas podía ofrecerte,
ni más que darme tenias
te juré siempre quererte,
y tu quererme querías
por encima de la muerte.
  Y fuiste tan cumplidora,
de lo tan niña jurado
que en todo momento y hora,
viví feliz a tu lado.
  Tu final llegó primero,
mi revés mas violento
y mientras la muerte espero,
fiel a mi juramento
hasta la muerte te quiero.

   Preciosa poesía de amor de aquellos tiempos,
y los de ahora si se hacen con ese cariño que el Poeta Sancho hizo,
a su prometida desde niña.
                                                José Sancho Rodríguez.





 

domingo, 1 de febrero de 2015

A MI AMIGA LA SABIA DE MORÓN.

  Quien pudiera escalar el gran secreto,
que sustenta tu gran sabiduría
y poder descifrar la clave un día,
a que tu gran misterio está sujeto.
  Pero suele causar tanto respeto,
un saber, que ningún saber lo guía
que no puede contarse en poesía,
ni se puede encerrar en un soneto.
  Es tu virtud, un natural proceso,
que escapa a la ciencia y el progreso,
y se auto circunda de misterio.
  La ciencia ni lo aprueba ni lo niega,
y al mando del espíritu relega,
el caso, de tomarlo en serio.

  A muchas personas ayudó a salir adelante.

          José sancho Rodríguez.