viernes, 30 de marzo de 2018

VILLANUEVA DE SAN JUAN


Aunque tenga mi memoria,
que hacer un esfuerzo ingente
voy a narrar una historia,
aunque no haya quien la cuente.
  Es la historia de una villa,
que pasa casi ignorada
porque en la aportada orilla,
la creó Dios de la nada.
  Si no miente la leyenda,
esta villa nació en una
ilimitada hacienda,
del Señor Duque de Osuna.
  Villanueva de San Juan,
de creación andaluza
mucha leña, poco pan,
y sin aceite en la alcuza.
  Y por tan obvias razones,
han ido dejando en ella
de su pobreza, la huella,
todas las generaciones.
  Entre montes y encinares,
la villa que se reseña
sufrió miles avatares,
convirtiendo en pan la leña.
  Sus primeros habitantes,
fueron unos carboneros
con algunos trashumantes,
audaces picapedreros.
  La caza por los breñales,
y la pesca en el Carbones
eran las dos principales,
fuentes de sus provisiones.
  Instalaron sus cobijos,
alrededor de un pilar
donde nacían sus hijos,
sin poderse bautizar.

  Y donde un cristiano ejemplo,
el Señor Duque ordenó
que se le hiciera un templo,
y la orden se cumplió.
  Una Iglesia con sus santos,
con su torre y sus campanas
servida por unos cuantos,
religiosos con sotana.
  Los errantes pobladores,
siguieron en los choz ajos
consumiendo sinsabores,
entre miserias y andrajos.
  Una gente laboriosa,
modelos de ciudadanos
ni atea ni religiosa,
pero de instintos cristianos.
  Con telarañas por galas,
en misérrimos hogares
pagaban sus alcabalas,
para adornar los altares.
  Y en, oyendo la campana,
de anunciar la Santa Misa

la harapienta caravana,
iba a la Iglesia de prisa.
  la iglesia no es caso extraño,
es su mejor monumento
y en ciento veintitrés años,
mayor que su Ayuntamiento.
   Sus primitivas viviendas,
cuentan que era una pena
unas raras componendas,
de ramas, piedras y arena.
  Las calles por empedrar,
cubiertas de vegetales
donde solían pastar,
los escasos animales.
  Pero nunca la heded,
que a muerte le combatía 
pudo mermar la honradez,
que de orgullo le servía.
  Y en premio a su rectitud,
el Señor Duque de Osuna
quiso el peso de su cruz,
aliviar de forma alguna.
  El ínclito reyezuelo,
le remordió la conciencia,
verlos en prestado suelo,
y él, en tanta opulencia.
  Los arenga los alienta,
a ser mejores que buenos
y ofrece a renta y venta,
los ocupados terrenos.
  En la leonina nave,
casi todos embarcaron
bajo un temporal tan grave,
que muy pocos se salvaron.
  Sufrir por partida doble,
era condición de vida
pero para un pueblo noble,
no hay esperanza perdida.
  Organizan poco a poco,
su precaria agricultura
y más, pronto surgió el foco,
de explotación y de usura.
  Medio centenar de hombres,
de los por Dios escogidos
lograron dejar sus nombres,
en la época Esculpidos.
  Prestamos al cien por cien,
a los colonos le hacían
y por tan humano bien,
de sus votos disponían.
  Por un salario mezquino,
jornadas de sol a sol
procedimiento divino,
del religioso español.
  Pero el labriego sector,
ni se altera ni se arredra,
viendo que con su sudor
él, es el que menos medra.
  Y como pueblo tranquil,
de labriegos caballeros
en él, hallaban asilo,
los antiguos bandoleros.
  Sus oscuros arrabales,
frecuentaba el Vivillo
Juan caballero y Pernales,
y el temible Tempranillo.
  Los que fuera de la Ley,
sembraban tantos temores
eran con la humilde grey,
piadosos benefactores.
  Nadie los delataría,
al paso con sus corceles
ni en toda la serranía,
le ladraban los lebreles.
  Quemó el tiempo aquella etapa,
que a los pudientes aterra
y son borrados del mapa,
los bandidos de la sierra.
  Y se crea un bandidaje,
oculto entre bambalinas
que alcanza un gran porcentaje,
en las grandes oficinas.
  Un respetable señor,
con manto de gran persona
se hace hermano mayor,
de la divina Patrona.
  La villa con devoción,
cada cual dona una cosa
por sacar en profesión,
la patrona más hermosa.
  Unos someten dinero,
oteros limpios cereales
que pasaban al granero,
y a las arcas mayorales.
  Pero sin una protesta,
nadie da quejas ni gritos
y resignación les presta,
su patrón San Juan Bendito.
  Surge un bipartidismo,
conservador liberal
y a aunque no dicen lo mismo,
ambos hacen igual.
  Era un duelo temerario,
el que cogía el bastón
al derrotado adversario,
no le tenía perdón.
  El reparto del  consumo,
resultaba un bombardeo
que no se esfumaba el humo,
hasta el próximo ajetreo.
  Y en su batalla campal,
desde Sevilla azuzados
los lideres al final,
morían arruinados.
  Llegó Primo de Rivera,
a sus cuarteles de invierno
y con testaferros llega,
a controlar el Gobierno.
  A aquel hombre que intentó,
descacicar a España
fuera de ella murió,
y en circunstancias extrañas.
  La República murió,
en los primeros ensayos
y no se le permitió,
de rectificar sus fallos.
  De los franquistas cruzada,
se van borrando las huellas
la villa quedó enlutada,
con la razón o sin ella.
  Sufrir por partida doble,
sigue mandando el destino
pero para un pueblo noble,
no existe más que un camino.
  Se van durmiendo las penas,
y cesa el público llanto,
y de las tristes escena,
se va extinguiendo el espanto.
  El pueblo recapacita,
y se aprieta el cinturón
comprende que necesita,
trabajo, paz y perdón.
  Haciendo un balance a fondo,
del conflicto y sus efectos
hay un déficit redondo
millón y medio de muertos.
  A esta villa corresponde,
algo masque un centenar
que no se sabe ni donde,
los mandaron a enterrar.
  Beneficios, no saben,
lección que es justo que se aprenda
aquí no se sabe quien
medirá esta contienda.
  La clase media se ha unido,
con el alza salarial
y la clase humilde ha huido,
porque no hay quien de un jornal.
  Mucha calma siguen yermas,
nadie las quiere sembrar
y los olivos enfermos,
no los dejan de arrancar.
  Los huertos crían zarzales,
los ranchajes en ruinas
si no cambian las señales,
la agricultura declina.
  Aquí al grande y al chico,
legal o extralegal
nos esta haciendo el fisco,
la seguridad Social.
  Unos, cobramos pensión,
otros, cobran desempleo
y comunitarios son,
todos los demás, me creo.
  Es difícil predecir,
si de ste facilón modo
podrá España resistir,
tan prolongado periodo.
  No hay desorden ni desvanes,
en esta apartada villa
y no quieren ni los canes,
el tocino y la morcilla.
  Aquí, no existen rapiñas,
de tironeros vulgares,
no tiene guardas las viñas,
los huertos ni melonares.
 Quien esta historia no crea,
en tiempos tan conflictivos
que se alargue y que lo vea,
tal como aquí, lo describo.

          José Sancho Rodríguez.

SOY AQUEL

Soy aquel alma perdida
que siguió tu errante huella
y que fui dejando en ella,
trozos de la propia vida.

  Soy el alma dolorida,
que su dolor ríe y canta
a la que ya no le espanta,
cuanto el infortunio le trae
y si le derriba y cae
con mas brío se levanta.

  Yo soy aquel caminante,
que por difíciles camino
llegué  al punto de destino
a fuerzas de ser constante.

  Y superándolo todo,
por el polvo y por el lodo
sin en nada reparar
solo pensando en llegar,
en llegar, de cualquier modo.


   José Sancho Rodríguez.

PARA CANTARLE AL MUNDO


Para contarle al mundo,
quise ser trovador
de bienestar fecundo,
un cantico de amor,
que pudiera
causarle su dolor.
  Pero siendo porquero,
y pastor traumarte
y humilde jornalero,
y Rojo denigrante
mas nunca la grandeza
llegó a importarme un pelo
porque con la riqueza,
no se cabe en el cielo,
y el caber, para mí,
es un consuelo.
  Sobre este Planeta,
he cumplido mi obra
yo pienso que completa,
si le falta o le sobra
que me perdone el Dios,
que paga, y cobra.
  He creado un hogar,
he puesto un arbolito
y en clase regular,
tengo yo un verso escrito
de cumplir el Corán, me felicito…

  José Sancho Rodríguez

OTRA FUENTE


Salimos desde una fuente,
camino Baldé la Grana
y en la avenida de mas ambiente,
encontramos otra fuente
seca, y desconsolada.
  Que dirán esos  señores,
con lo que eso ha costado
no luzcan sus resplandores,
porque están averiados.
  Que dirán los visitantes,
que pasan por la avenida
que será ese estandarte,
sin utilidad alguna.
  Esos tubos retorcidos,
en distintas direcciones
sin relucir su albedrió,
y sin saber sus acciones.
  Por lo menos pongan un (LETRERO)
una fuente averiada
que por falta de dinero,
se encuentra “arruinada”.

  Otra fuente arruinada.

   José Sancho Sierra.