martes, 31 de enero de 2012

CORAZÓN TRAICIONERO


Me lo decían la gente,
pero yo no lo creía
es verdad que la tenía,
por una mujer decente.

La quería desde niño,
y nunca pude dudar
porque siempre mi cariño,
tuvo en su pecho un altar.

Mi familia y mis amigos,
creí que la calumniaban
cuando escenas me contaban,
de los que fueron testigos.

Todo creí que era envidia,
de lenguas de doble filo
no creí que tal perfidia,
tuviera en su pecho asilo.

Pero un día, que ausente me creía,
y la espié vigilante
en los brazos del amante,
la sorprendí en plena orgía.

Nunca pude presentir,
que pudiera un corazón
ocultar tanta traición,
y tan falso amor fingir.

Ni me expreso, como llega a tanto exceso,
una mujer infiel
que tan distinto papel,
hace con un mismo beso.


Otro cualquiera en mi caso,
no sé lo que hubiera hecho
yo sin alterar el paso,
proseguí muy satisfecho.

José Sancho Rodríguez.

viernes, 20 de enero de 2012

ACCIDENTE SABROSO


En la baja Andalucía,
hay una cierta región
que cría cierto melón,
y la sabrosa sandía.

Por tradición ancestral,
hace el dueño del montaje
con rastrojos y ramajes,
su albergue provisional.

En él, como un centinela,
el Guarda pasa el verano
allí duerme y allí vela,
allí está tarde y temprano.

La esposa cada mañana,
le lleva el yantar del día
y sea joven o anciana,
nunca le da compañía.

y en tal aislacionismo,
un guarda desaprensivo
ocasionó el cataclismo,
que en estos versos describo.

Es el campo un escenario,
con bambalinas de gramas
pero en él casi a diario,
se da un pintoresco drama.

Cierta mañana la “Eva”,
iba algo transparente
con “Adán” la poma prueba,
y los tentó la serpiente.

Según declara un vecino,
que pasó por el lugar
vio como un remolino,
la choza hiciera temblar.

Quedó algo sorprendido,
y el caso por cuenta toma
viendo que en acto seguido,
el albergue se desploma.

Cuando llegó el transeúnte,
alzó el rastro y rama
sin comentario ni apunte,
volvió el rostro al ver el drama.

la choza baja y estrecha,
de frágiles armazones
no pudo aguantar la marcha,
de tan fuertes convulsiones.

Dícese que con los píes,
derribaron un puntal
y todo se hundió después,
en el momento crucial.

En aquel melifluo oasis,
junto marido y esposa
quedaron en pleno éxtasis,
como rata bajo losa.

Para aquellos lectores que no conocieron esa época, lo describen estos versos.

José Sancho Rodríguez.

martes, 17 de enero de 2012

DILE QUE ES DE LOS DOS

DILE QUE ES DE LOS DOS.


No solo es culpa mía,
la pena que me aflige
¡para que te diría!
las cosas que te dije.

Te dije muchas cosas,
y muchas me dijiste
y siendo tan dudosas,
creí y tú creíste.

Antes aquellos progresos,
de mutuo entendimiento
hacíamos con besos,
palacios en el viento.

Por que pondría en ti,
la ilusión de la vida
sin precaver que así,
pudiera ser perdida.

Urgía, de algún modo,
de tu encanto gozar
me creí que todo,
podríalo olvidar.

Pero de algunas cosas,
ha quedado en mi mente
la sombra vigorosa,
en perpetuo presente.

Cual remera marina,
cual acelerado arpón
tu recuerdo hecho espina,
llevo en el corazón.

Envuelto en densa bruma,
me ha dejado tu ausencia
cierta congoja esfuma,
mi cansada existencia.

Es razón muy humana,
que triste se recuerde
lo que en años se gana,
y en un día se pierde.

Si mil veces viviera,
a jurarte me atrevo
que jamás te dijera,
muchas cosas de nuevo.

La culpa si algún día,
te lo pregunta Dios
no le digas que es mía,
dile que es de los dos.

Bonitos versos para los enamorados.

José Sancho Rodríguez.

martes, 3 de enero de 2012

FILOSOFÍA INFALIBLE


Si es usted hombre del campo,
que de letras nada entiende
yo he visto la luz de un lampo,
una ley que usted comprende.

Con ella se auto defiende,
de la legislación dada
por la tumba colegiada,
que inmersa en su esnobismo
ni nunca dice lo mismo
ni nunca renueva nada.

Sí usted divisa un ladrón,
procure de ser más fino
salga rápido al camino,
y róbale a discreción.

A cien años de perdón,
el código le castiga
en cambio, como usted diga,
que a un señor ladrón ha visto
usted buen hombre está listo
si no hay una mana amiga.

Si al entrar a la oficina,
con un Matesa se encuentra
usted, tranquilo se entra,
y reverente se inclina.

Oiga atento su rutina,
y haga cuanto le mande
y ande por donde ande,
aquel señor estupendo
usted, diga que está haciendo
una España libre y grande.

Y si ve a un holgazán,
informase de sus planes
que a veces los holgazanes,
valiosos consejos dan.

Ellos, capturan el pan,
con un sentido moderno
no digamos que el Gobierno,
le preste directo apoyo
pero no le falta el bollo
blanquito caliente y tierno.

En cambio si ve a un labriego,
y acelere marcha a tras
de prisa por no quizás
en aquella empresa ruda,
qu9iera que le preste ayuda
cuando él, no pueda más.

Y si ve al abogado,
que le quiere defender
trate sus iras vencer,
y deje el pleito parado.

No sólo es complicado,
porque el señor lo haga mal
es que la Ley Judicial
tiene por norma y estilo,
el no dejarlo tranquilo
mientras le quede un (real).

Si ve a un chico con melenas,
que andando se balancea
nada deshonesto se crea,
aunque la señal, no es buena.

Aquí la prudencia ordena,
el contagio prevenir
porque pueden invadir,
los microbios su organismo,
y que no pueda usted mismo
la tentación de resistir.

Si ve a una chica coqueta,
aunque insistente le mire
conténgase y no se tire,
al colmenar sin careta.

Que a lo mejor la sujeta,
es una mujer cualquiera
que trasiega zalamera
mientras usted la corteja,
y un consorte no le deja
un céntimo en la cartera.

Para terminar, si observa,
la celotipia en su esposa
no mire hacia la diosa,
si el templo va de Minerva.

Pues la que pisa esa hierba,
al exorcismo se inclina
y todo se le imagina
que son peces de colores,
y entre amargos sinsabores
la felicidad termina.

José Sancho Rodríguez.