viernes, 23 de enero de 2015

DÉJAME EN PAZ

  Escucha atento el escrito,
que por segunda vez te mando
que no me gusta Frasquito,
los pasos que vienes dando.
  Porque un consejo te di,
yo por tu higiene velando
la revancha contra mi,
me entero que andas buscando.
  Fuiste buscando clemencia,
en busca de Don José
y te falto la advertencia,
de no enjuagarte los pies.
  Yo, si la agresión viniera,
directamente de ti
aunque allí vencido fuera,
contigo fuera a la liz.
  Si te sirve de coraza,
la costra de tu (mierdera)
que es terrible tu amenaza,
y no lo sabe cualquiera.
  Aún te encuentras importante,
para ir a la pelea
y anda buscando mas gente,
cosa radícula y fea.
  Por no lavarte las manos,
cosa lógica y sencilla
para cualquier ciudadano,
te despliegas en guerrilla.
  Para el colmo del disloque,
el otro día me dijeron
que en busca del Albaricoque,
ibas a pasa ligero.
  Sólo el verte me da pena,
como un pobre pordiosero
eres otro Cartagena,
con mas pringue que un puchero.
  Deja tranquilo en su rancho,
al autor de tu capacha
que ese forma un zafarrancho,
aunque sea mala su facha.
  Si el otro te vio los pies,
por tu descuido imprudente
éste te vera la hiel,
cosa que en él, es corriente.
  Déjate de defensores,
mira que todo es en vano
no terminan tus dolores,
si no te lavas las manos.
  Mientras que fue contrabando,
porque nadie lo sabía
iban tus manos pasando,
hoy es la nota del día.
  Te encuentras pregonado,
y todo el mundo lo dice
que precisas un fregado,
de los pies a las narices.
  Y si yo no me equívoco,
habrá que echarte a remojo
y rasparte poco a poco,
con estropajo de abrojo.
  Mierdera tan sorprendente,
no la vieron los cristianos
tú serás sobresaliente,
donde presentes las manos.
  Y aquí otra vez te aconsejo,
que te dejes de quimeras
y te quites la mierdera,
que te veamos el pellejo.

  Estas son las cosillas que los amigos del Poeta Sancho,
le comentaban para hacer estos versos satíricos a esa persona,
y él, le contestaba que nadie mandaba en su cuerpo.
           
                    José Sancho Rodríguez.


miércoles, 14 de enero de 2015

UNA LIMOSNA POR DIOS

    Frente al Liceo una noche,
me detuve a contemplar
de lujo el mayor derroche
la Diosa, soberbia en coche
vi, estupefacto pasar.
  Las damas mas distinguidas,
y mas altos caballeros
en orgías divertidas,
en buen grado enfebrecidas
por los efectos de Eros.
  De los coches descendían,
entre blondas cual celajes
figuras que estremecían,
cuyas joyas relucían
a través de los encajes.
  La aristocracia condal,
tributaba una función
a un personaje real,
y su excelsa condición
lucía en marcha triunfal.
  Cuantas perlas y brillantes,
con declinantes destellos
cuantos pendientes colgantes,
y diademas rutilantes
ordenaban sus cabellos,
  Tanta seda y tercio pelo,
no pensaba que existía
tanta flor y pedrería,
una antesala del cielo
más que calle parecía.
  Cuando absorto contemplaba,
de una belleza el fulgor
otra la reemplazaba,
que en sus atuendos mostraba
un atractivo mayor.
  Yo acabado de llegar,
de mi pueblo tan pequeño
sin mentir ni exagerar,
me tuve que pellizcar
por parecerme un ensueño.
  Y así lo fuera creído,
si una lastimera voz
que más bien era un quejido,
no murmurarse a mi oído
!una limosna por Dios!.
  Una fuerte sacudida,
hizome  el rostro volver
y vi muy entristecida,
y con andrajos vestida
implorando a una mujer.
  Escena tan afrentosas,
el alma me hizo pedazo
al verla tan andrajosa,
dándole el pecho amorosa
a una hijita en sus brazos.
  Hija y madre imaginaba,
de igual desdicha las dos
mientras la niña lloraba,
la pobre madre clamaba
!una limosna por Dios!.
  Tanta miseria internar,
en medio de lujo tanto
cáusame tanto pesar,
que sin poderlo evitar
brotó en mis ojos el llanto.
  La sensación que sintiera,
ante tan cruel encuentro
me  pareció una quimera,
tanta miseria aquí fuera
y tanto lujo allí dentro.
  Pero ¿es posible Dios Santo,
que puedan tranquilos ver
esos que disfrutan tanto,
sin que le cause quebranto
cómo vive esta mujer?.
  ¿Como podrán decir,
de la conciencia el clamor
y compasión no sentir,
viendo a dos seres sufrir
tan fragante dolor?.
  Viendo la pena infinita,
con que esa madre bendita
casi sin fuerzas en la voz,
imploraba para su hijita
!una limosna por Dios!.

    Bonitos versos que a un hoy existen.

          José Sancho Rodríguez.