viernes, 19 de agosto de 2011

LAS CUENTAS DE LA LECHERA

LAS CUENTAS DE LA LECHERA.


Por bien que el mundo se ordene,
es algo tan complicado
que siempre en él, que haber tiene,
un algo, mal ordenado.

Ningún libelo imagino,
en el poema presente
es una cosa corriente,
en el mundo campesino.

Era ya sexagenario,
un humilde productor
y vivía solitario,
por desidia, y por error.

Hombre de deber cumplido,
y acreditada honradez
y que se hallaba excluido,
del subsidio de vejez.

Y bajo el peso agobiante,
de la edad y la indignación
vivía de la clemencia,
solo de sus semejantes.

Un recorrido campero,
y vergüenza de pedir
no tenía otro remedio,
para poder subsistir.

Un recorrido campero,
hizo para Nochebuena
y trajo una saca llena,
de alimentos y dinero.

Porqué en el campo español,
tras tantas dificultades
no se pone nunca el sol,
de la humana caridad.

Un poco dióle a un amigo,
que en la villa vendería
para comprarle un abrigo,
que buena falta le hacía.

El anciano deseoso,
del subsidio reclamar
con un gesto generoso,
la suerte quiso probar.

Creyó lo más acertado,
con el donado animal
obsequiar al delegado,
de la Seguridad Social.

Éste, con su idiosincrasia,
con promesas inconcretas
aceptó con diplomacia,
el mago de las chuletas.

Soñaba el triste aciago,
con mejorar su vivir
pero el plumífero Mago,
nada pudo conseguir.

Y el jurisconsulto un día,
le dio la noticia dura
de que la ley no podía,
aliviar su desventura.

Viene usted fuera de fecha,
le dijo con tona grave
y la ley es tan estrecha,
que en ella ni el aire cave.

Del fracaso de su alarde,
lametábase el anciano
siempre a la ley llegó tarde,
hasta cuando fue temprano.

Pues sea lo que Dios quiera,
balbuceaba el mendigo

adiós, como la lechera,
pavo, subsidio y abrigo.


Cantos ejemplos de estos que narra el Poeta Sancho
habrán ocurrido.

José Sancho Rodríguez.

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