viernes, 21 de febrero de 2014

ESPERA DESESPERABLE



 Siendo una insensatez,
el persistir en ello
quisiera que otra vez,
me dijeras aquello.

 Aquello que aquel día,
me dijiste en el camino
e la serena ría,
a la sombra de un pino.

 Es algo que al instante,
recuerdo siempre al verte
algo que acompañante,
es mío hasta la muerte.

 Dijísteme al oído,
con frases muy elegantes
que me hubieras querido,
de haber llegado antes.

 !Esto quizás te asombre!,
dijísteme turbada
pero ya de otro hombre,
estoy enamorada.

Aquella confesión,
tan espontanea y breve
cayó en mi corazón,
como un copo de nieve.

 Tu voz fue siempre un trino,
que disipó mí pena
cual ruiseñor andino,
cual canto de sirena.

 Y aquel día tu eco,
he lome cual brisa
 mí organismo en seco,
paró aquella premisa.

 No solo me asombró,
la confesión aquella
sino que se eclipsó,
para siempre mi estrella.

 Empecé cuando niño,
cuando te conocí
a crear un cariño,
especial para ti.

 Y pensando en bandeja,
a la luz de un lucero
servírtelo en tu reja,
diciéndote te quiero.

 Cuanto tiempo soñando,
cuanto soñar en balde
cuanto tiempo esperando,
y haber llegado tarde.

           José Sancho Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario