martes, 21 de octubre de 2014

ECOS DE MI SOLEDAD


    
  Soy Como el Ruiseñor que lolo entona,
su concierto más intimo sentido
cuando su amada vuela hacia el nido,
y en el sombrío bosque la abandona.

  Entre lo mas espeso de la loma,
y en la zarzamora recluido
es un llanto en trinos convertido,
lo que en su soledad pregona.

  Desde tu inesperada despedida,
oculto, en el bosque de la vida
para ti mis poemas elaboro.

  Y, como el ruiseñor, nadie me lave,
acierta a descifrar y nadie sabe,
si a través de mis versos canto o lloro.

  Ya no deshojo más las margaritas,
porque ellas me digan si me quieres
ni vuelvo a faltar a mis deberes,
para acudir a tus inciertas citas.

  Ni ya le ruego más, por las ermitas,
a Dios que no seas como eres
teniendo mi desdichas por placeres,
y por gozo teniendo mis cuitas.

  Con el amor y la humanidad de Cristo,
de tu desdén la tempestad resisto,
y aunque atormentarme te complace.

  Siempre tu amor tendrá en mi pecho un trono,
y también como Cristo, te perdono
porque sé que no sabes lo que haces.

Bonitos versos para el amor que se necesita.

               José Sancho Rodríguez

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