sábado, 18 de octubre de 2014

LA COLA DEL PAN 1950

         En la cola del pan..1.950.

        En la cola de los comedores.. 2.014

  No tengo ganas de hablar,
ni gusto para escribir
ni nada puedo callar,
ni nada quiero decir.
  Si dejo de ir desnuda,
la verdad a los cuatro vientos
varios seres, sin duda,
no van a quedar contentos.
  La diremos disfrazada,
respetable y decorosa,
y si no consigue nada,
otra vez será otra cosa.
  Es el asunto del pan,
el que ya nos ha colmado
después del poco que dan,
está siendo muy mal dado.
  El que responsable sea,
nos aprieta sin perdón
Diosa quiera que no se vea,
él, al pan de la ración.
  Y que recoja el dinero,
con la natural fatiga
al llegar al panadero,
ya no hay ración le diga.
  Y con sarcasmo notorio,
se le anda con rutina
le dice vea a Gregorio,
que es el dueño de la harina.
  Gregorio hombre prudente,
cree razonable el grito
y le aconseja al paciente,
vuelva a ver a Joseito.
  Uno tras otro se oculta,
y al que se queda dormido
casi siempre le resulta,
el tiempo y el pan perdido.
  Pero la otra mañana,
con razón la criatura
en la batalla se afana,
y a mil riesgo se aventura.
  Aquí para no perder,
el pan que Francisco endiña
hay que poner a la mujer,
igual que un gallo de riña.
  Sacarle uña y colmillo,
y la cabeza afeitada
y después desde el tobillo,
al pescuezo acorazada.
  Antes de que sea de día,
se ha de ir equipando
y formar la compañía,
en la calle tiritando.
  Y cuando suene el cerrojo,
pues casi siempre sucede
que cada cual a su antojo,
se mete por donde puede.

   Estos versos de antaño se van pareciendo a estos
mas modernos
                             José Sancho Rodríguez.




 



      
 

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