sábado, 24 de septiembre de 2011

LA LABRIEGA



Mujer que conocí una mañana,
revolviendo gavillas en una era
y al verte tan labriega y tan serrana,
en ti, me dejé el alma prisionera.

Tú, eras más, una espiga rubia,
exhibiendo también fecundos granos
dorados por el sol y por la lluvia,
germinando, deseos soberanos.

Y como en torno al sol, gravita el astro,
a distancia y tiempo indefinido
en silencio seguí siempre su rastro,
y en silencio, queriéndote he vivido.

Cuando la espiga rubia dio su fruto,
el día para mí, más venturoso
algo imprevisible y resoluto,
tornó en inquietud aquel reposo.

Volvió a sumergir mi pensamiento,
en los mares del tiempo y la distancia
y, otra vez para ti, su verso escancia.

Cuando el cielo de sombra se revista,
y la noche callada tiende el manto
otra vez me pregunto solo y trise,
¿por qué me acordaré de ella tanto?.

Dirás que todo es romanticismo,
dirás que quiero darme de poeta
pero yo te diré siempre lo mismo,
que eres la mujer que más me inquieta.

Dirás que todo son cuentos de Eros,
que de vulgar Tenorio son arrullos
pero yo te diré que no prefiero,
de recordar más besos que los tuyos.


Y siempre te diré que no comprendo,
el porque diferente a otra mujeres
te tengo que seguir siempre creyendo,
si una hija más de Eva eres.

Y es, que eres tú quien ha creado,
de mi vida las más felices horas
y la imaginación me has sustentado,
con el efluvios de noches soñadoras.

Y auque jamás tu olvido se despierte,
escrito ya, con mano temblorosa
estos versos mujer quiero ofrecerte,
para que esté de ti, más orgullosa.

No me importa si me recuerdas hoy,
ni me importa saber, si me has querido
para seguir diciéndote que soy.
el hombre que pensando en ti ha vivido.

Bonitos versos de amor que narra el Poeta Sancho
en la mujer que pensando en ella ha vivido.

José Sancho Rodríguez.

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