Tierra Prestada.
Cuando la cosecha congela,
la tierra baja a la umbría
y la gélida avefría,
gozosa cantando vuela.
Cuando hasta el aliento hiela,
ese cierzo extrapolar
deja el labriego su hogar,
y prosigue su faena
aunque nadie se lo ordena,
él tiene, se tiene que ordenar.
Y cuando el sol veraniego,
hace la tierra una hoguera
y del cielo cae fuego
cual si el firmamento ardiera.
El labriego no se altera,
y prosigue la jornada
al nacer con el destino
de indigente campesino
(labrando tierra prestada).
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